El valor de la basura, un indicador de sostenibilidad.
Artículo de investigación elaborado por: Reinalina Chavarri – Directora Observatorio de Sostenibilidad FEN U. De Chile y Juan Claudio Leiva – Ingeniero Civil y miembro de la Asociación Chilena EBC
La comunidad de Til Til y alcaldes de diferentes comunas están preocupados por nuevo relleno sanitario en su territorio. Para el 2016 se esperaba que la cantidad de residuos a nivel país llegase a 20 millones de toneladas, de las cuales ocho millones corresponderían a residuos sólidos municipales. La Región Metropolitana el 2015 emitía 431 kgs de basura por persona al año, según Informe de Sostenibilidad de la FEN U de Chile.
Resulta evidente que la sociedad actual está inmersa en un sistema de producción que incentiva el sobreconsumo. La formula es fácil: mientras más consumimos más desechos generamos. Incluso la desigualdad se expresa en los desechos: a mayor el nivel de vida mayor generación de residuos.
En los países de la OCDE se genera alrededor de 570 millones de toneladas de basura al año, que corresponde al 44% de la generación mundial. Con 356,11 kg emitidos por persona (INE, 2015) nuestro país se ubica mejor posicionado que la OCDE que en promedio emitió en la misma fecha 530, es decir, 16 kg por persona. Este valor representa un 32.82% menos de residuos por persona que los países miembros (OECD, 2016), según el Informe del Observatorio de Sostenibilidad Chile y sus Regiones de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.
Desde el punto de vista medioambiental, la basura genera efectos nocivos en la calidad del agua, la fertilidad de los suelos y emite gases de efecto invernadero como el metano y dióxido de carbono y en el aumento de enfermedades provocadas por vectores sanitarios, deterioro anímico y mental de quienes viven cerca de microbasurales o vertederos ilegales o viven del trabajo de recolección para venderlo toda vez que la basura tiene un valor en detrimento de las condiciones de salubridad e higiene en las que se desarrolla este negocio.
Según la última Evaluación de Desempeño Ambiental entregada por la OCDE en 2016, Chile es una de las economías que más basura traslada a los rellenos sanitarios: 96% de los residuos totales recolectados en el periodo 2010-2011. En promedio, en los países miembros de la OCDE sólo el 44% de los desechos termina en rellenos sanitarios, el 34% se recicla y el 22% se incinera.
Los espacios públicos contaminados con basura contribuyen a la desintegración del tejido social y disminuyen las relaciones entre los vecinos y las actividades recreativas al aire libre y en consecuencia aumentan la desconfianza, delincuencia e inseguridad entre los ciudadanos. Económicamente, los vertederos y micro basurales ilegales están ubicados en zonas de la periferia urbana con menores ingresos e impacta negativamente en los presupuestos comunales y regionales por mayor equipamiento y personal para extraer, transportar y disponer adecuadamente la basura o ilegalmente son ubicadas en un espacio público por vecinos de otros lugares debiendo el municipio cada cierto tiempo retirarlos.
Creemos que no significa generar “cero basura” sino avanzar hacia estilos de vida que permita cambiar el sistema productivo y de consumo actual por un modelo donde los residuos sean considerados como materiales aptos para recuperar y reinsertar en nuevos ciclos de funcionamiento. Por lo anterior resulta prioritario analizar y conocer el ciclo de vida de un producto desde sus orígenes hasta el fin de su vida útil. Según los teóricos de la economía circular esta debe respetar los ciclos de la naturaleza y los recursos que el ser humano requiere para desarrollar sus actividades, sin desperdiciarlos y desecharlos. Otras acciones que forman parte de este sistema, se encuentran las opciones de rechazar, reducir, reparar, reutilizar, el reciclaje y el compostaje. Es aquí donde aparece el concepto de gestión de residuos. En términos prácticos, reciclar significa recuperar los materiales de los cuales están hechos los productos y transformarlos para volver a utilizarlos en la elaboración de nuevos productos.
La llamada Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor), instrumento económico de gestión de residuos está impulsando a que las empresas productoras (fabricantes e importadoras) organicen y financien la gestión de los residuos derivados de sus productos una vez terminada su vida útil.
Alemania es uno de los países con más experiencia y sirvió de modelo para la actual Ley de Reciclaje. Hace más de 20 años que la nación germana incursionó en la economía circular en tema de envases y embalajes permitiendo aprender de las dificultades, errores y desafíos, logrando llegar a un modelo sostenible desde el punto de vista social,medio ambiental y financiero.
Según la Agencia Europea de MedioAmbiente (AEMA), entre el 2001-2010, los países miembros de la UE que reciclan son Austria (63%) seguido de Alemania (62%) Bélgica (58%) y Países Bajos, cumpliendo con el objetivo de 51% de reciclaje de residuos urbanos de la UE. Según la misma agencia, desde la perspectiva del ciclo de vida, el cambio del tratamiento de los residuos urbanos ha permitido reducir emisiones de gases efecto invernadero (GEI) en un 56 %, es decir, 38 millones de toneladas equivalentes de CO2 en la UE, Noruega y Suiza.
Ley de Responsabilidad Extendida del Productor en Chile.
Chile como miembro integrante de la OCDE tenía una alta exigencia por delante, entre ellas contar con una ley de este tipo. Bajo la premisa “el que contamina paga”, se promulgó la Ley N° 20.920 “Marco para la gestión de los residuos, la Responsabilidad extendida del productor y fomento al reciclaje” nace con “el fin de proteger la salud de las personas y el medio ambiente” ( Art. 1) vigente desde Junio de 2016.
La ley REP considera como actores a los empresarios productores, consumidores y a los gestores de residuos de productos prioritarios, que son empresas debidamente autorizadas y registradas en conformidad a la normativa vigente, las municipalidades y los recicladores de base conocidos como “cartoneros”.
Los productos prioritarios que establece la Ley REP chilena son seis: aceites lubricantes, aparatos eléctricos y electrónicos, baterías, pilas, neumáticos, y envases y embalajes. Los criterios que se han seguido obedecen a que estos son de consumo masivo, de volumen significativo, tres de ellos son residuos peligrosos, son factibles de valorizar y se puede generar una regulación comparada con ellos. No obstante, el Ministerio del Medio Ambiente puede incorporar a futuro nuevos productos prioritarios a la actual lista mediante la dictación de un Reglamento.
El siglo veintiuno nos está mostrando cambios acelerados en todas las dimensiones humanas y quien iba a decir que la “basura” iba a ser una protagonista de los nuevos modelos de producción y de consumo en pos de un desarrollo sostenible.
Sin duda que 2017 debiera ser el año en que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (17 ODS) comiencen a salir de los ambientes especializados, para ser entendidos por una mayor parte de la sociedad y aplicados también por el sector privado y municipalidades. En este sentido, el ODS N° 12 referido a consumo y producción sostenible establece como una de sus metas para el año 2030, disminuir de manera sustancial la generación de desechos mediante políticas de prevención, reducción, reutilización y reciclaje.
Chile se ha propuesto como tarea prioritaria incrementar desde el actual 10% a más de un 30% las tasas de reciclaje, convirtiéndose en pionero en Latinoamérica en establecer una política pública eficiente en esta materia donde la sostenibilidad sea un valor común para todos los ciudadanos, y para las empresas un poderoso aliciente para alinear impacto social y ambiental positivo con sus resultados de desempeño económico.
Fuente: Soy una PYME Sostenible. http://soyunapyme.cl/el-valor-de-la-basura-un-indicador-de-sostenibilidad/